El coronavirus ha provocado el confinamiento de la población en sus casas, lejos de amigos y familiares, y también de nuestro entorno laboral y compañeros de trabajo. Por suerte, las nuevas tecnologías nos han facilitado mucho la posibilidad de sentirnos más cerca de los nuestros y también nos ha permitido seguir con nuestra rutina laboral, en mayor o menor medida, a través del teletrabajo.
Pero ese aumento en el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales ha provocado que los ciberdelincuentes, a los que la cuarentena no ha frenado en su intención de atacar nuestra vida digital, encuentren un campo mucho mayor a la hora de llevar a cabo sus ciberataques.
Estos días hemos podido escuchar como algunas aplicaciones de videollamadas resultaban vulnerables y no eran seguras para los usuarios. En cambio esas mismas aplicaciones se siguen utilizando incluso por parte de los profesionales. Desde que comenzó el estado de alarma, los niños asisten a diario a videoconferencias con sus profesores en las que participan también el resto de sus compañeros. En los últimos días, también se ha habilitado el uso de estas herramientas a la Guardia Civil y Comisarías de Policía, para que los abogados asistan a los detenidos a través de videoconferencia.
La seguridad es la gran víctima del teletrabajo. Según el portal “www.diariojuridico.com”, en 2018 hubo en España 111.519 incidentes de seguridad digital gestionados por el INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. La mayoría de ellos fueron dirigidos contra particulares y empresas, y solamente 722 afectaron a entidades y organismos responsables de infraestructuras esenciales de nuestro país.
En pasado 22 de marzo, según el diario digital “expansión”, la Policía Nacional detectó un ataque informático que pretendía bloquear los ordenadores de los hospitales españoles mediante envío al personal sanitario de correos electrónicos con supuesta información sobre el coronavirus, tratándose de un ataque tipo ransomware cuyo objetivo era romper todo el sistema informático de los hospitales.
Por ello, el teletrabajo estos días puede suponer un grave riesgo si no se refuerzan las medidas de seguridad, por ejemplo, en equipos informáticos de uso doméstico, a los que accede otro usuario familiar sin los elementos de protección necesarios.
En la tercera jornada DETCON 2.0. (Congreso de Detectives Privados online) se expusieron las normas esenciales para crear un entorno de trabajo seguro en casa:
- Evitar el acceso de terceros a archivos con información confidencial.
- Proteger las contraseñas y soporte. Usar tecnologías para el acceso remoto.
- Respetar los aspectos legales (PRL, RGPD, etc.)
- Cumplir los protocolos LOPDGDD (Ley Orgánica de Protección de Datos y de Garantía de Derechos Digitales).
- No mezclar ocio y trabajo en el mismo equipo.
- Mantenerse informado sobre los fraudes.
- Realizar backups diarios.
Pero no solo los adultos hemos aumentado nuestro consumo de internet. También los menores pasan muchas más horas diarias “enganchados” a la red, no solamente para poder asistir a sus jornadas lectivas online, sino porque el confinamiento ha derivado en que los niños busquen entretenimiento digital a través de sus tablets y smartphones.
Estos aparatos, que pueden ser utilizados por los menores como dispositivos de juego, esconden grandes riesgos para ellos, quedando expuestos sin ningún tipo de control, a los mismos ciberataques que los adultos.
Desde el portal jurídico “confilegal” nos dan diez claves para gestionar mejor la presencia de los menores en internet en medio de la pandemia del coronavirus:
- Enseñar a los menores a identificar los riesgos del uso de la TIC y saber reaccionar a ellos.
- Educar en el respecto al derecho de los demás y sus datos personales.
- Infundir confianza para que nos pidan ayuda cuando se encuentren en un aprieto en la red.
- Ayudarles a rechazar actitudes que resultan perjudiciales para otras personas.
- Complementar su educación en el uso de las TIC, acompañándolos e implementando controles.
- Establecer pautas de uso moderado de la tecnología.
- Seleccionar las aplicaciones y herramientas digitales que deben usar los menores, que ofrezcan garantías para la seguridad de sus datos personales.
- Tratar de averiguar si el destinatario de nuestros datos es fiable.
- Limitar la difusión de sus imágenes a través de redes sociales.
- Reflexionar antes de autorizar el uso de imagen de nuestros menores para fines no pedagógicos.
El uso de las tecnologías por parte de los menores debe resultar beneficioso para ellos, proporcionarles información y conocimientos, acercarles a contenido educativo y de entretenimiento, sin que ello suponga un riesgo para su imagen y sus datos personales.
Del mismo modo que en la calle no dejaríamos a nuestros hijos que soltaran nuestra mano para salir corriendo a los brazos de un desconocido, no debemos permitir que en el entorno digital “caigan en manos” de terceros cuyos fines están muy alejados de proporcionar bienestar y seguridad a nuestros menores. La supervisión y el control por parte de un adulto, así como la selección de herramientas adecuadas para ellos resulta imprescindible para garantizarles el uso de las nuevas tecnologías con total seguridad.
Fuentes:
https://confilegal.com/20200415-diez-claves-para-gestionar-mejor-la-pres…
https://www.diariojuridico.com/vii-congreso-de-detectives-detcon-2020-ed…
https://www.diariojuridico.com/tercera-jornada-detcon-2-0-ciberseguridad…
https://www.expansion.com/economia-digital/companias/2020/04/03/5e84cf48…